Seleccionar página

Torre del Puerto, ¿sí o no? Ese fue el tema de la tertulia del mesón Cantarrana (calle Sánchez Pastor, 10) en octubre, un foro organizado por La Opinión de Málaga y el restaurante para debatir mensualmente sobre los principales temas de actualidad de la ciudad. En esta ocasión, estuvieron presentes en el evento el arquitecto del hotel de lujo, José Seguí, el vicepresidente de la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos), Francisco Moro, el vocal de la Junta Directiva de los hosteleros malagueños (Mahos-Amares), Javier Frutos, el arquitecto Luis Ruiz Padrón, y los portavoces municipales de Ciudadanos y Málaga para la Gente, Juan Cassá y Eduardo Zorrilla, respectivamente. El debate fue intenso y se expusieron todos los argumentos a favor y en contra del rascacielos, que se levantará sobre el dique de Levante del Puerto, tendrá 135 metros de altura (35 plantas), 352 suites, generará 1.700 empleos y supondrá una inversión de más 115 millones de euros por parte del grupo catarí Al Bidda. Eso sí, quedó claro que el proyecto va a soportar una larga tramitación administrativa, según Seguí. Esta empezó en 2015 y acabará en 2020, cinco años en total.

El arquitecto fue claro: «Este trámite empezó en 2015. Yendo las cosas bien, esto puede acabar en 2020». Seguí desecha así las críticas sobre la supuesta agilidad con que se habría tramitado el proyecto. «Yo creo que cinco años de papeles y trámites administrativos no es pedir ningún favor». Hace poco se conoció la evaluación ambiental abreviada que hizo la Junta y que, recuerda el diseñador del proyecto, se hace sobre el suelo, no sobre el hotel. «Esta idea no es nueva, se habla desde 2010», señala, para repasar luego el trámite: «El hotel surge de la legítima posición de un inversor en entrar en la norma urbanística de la ciudad», apunta, y se hizo un concurso público para ganar la concesión del suelo. «Es un trámite donde entran tres administraciones, el Ayuntamiento, la Junta y el Gobierno, difícilmente podíamos pensar en trampas en el proceso. No creo que haya un proyecto de ciudad que tenga que pasar el tamiz de tres administraciones», reflexiona.

La Autoridad Portuaria ya hizo un estudio de movilidad y cumplió con los requisitos exigidos por Puertos del Estado. «Nos adaptamos totalmente a la legislación vigente», apoya. Recuerda Seguí que el suelo, sobre el que se ha hecho la evaluación ambiental no tiene protección autonómica ni europea. «Es simplificado porque lo dice la Ley de Gestión Integrada de Calidad Ambiental (GICA). Después hay un trámite de la Gerencia de Urbanismo, otro de la Dirección General de Puertos para acabar en el Consejo de Ministros. Después, hay que hacer otro impacto ambiental de la torre».

Inversión y empleo

Sí se posicionan abiertamente a favor el representante de los hoteleros y el de los hosteleros. Javier Frutos señala: «Estamos a favor de la inversión que Málaga va a tener con esa torre. A efectos de creación de empleo, va a abrir el abanico de la calidad turística que pueda entrar. Málaga necesita este tipo de hoteles para abrir el turismo de congresos en la ciudad». Pide control y transparencia, pero cree que son «inversiones muy grandes como para que se agilice por el bien de Málaga». Francisco Moro, por su parte, es contundente: «No tenemos ninguna duda. Apostamos por él con los ojos cerrados». La ciudad tiene dos hoteles de cinco estrellas, el Miramar y el Vinci, «pero falta algo más, ese hotel con proyección internacional que nos va a posicionar mucho más en el mapa». Moro defiende la ubicación, la altura, los puestos de trabajo que va a crear y destaca que cuando se peatonalizó calle Larios «parecía que iba a ser el fin del mundo» y ahora es muy aceptada en la ciudad. «Económicamente es viable por todos lados». Destaca que ese hotel va a permitir que vengan a la ciudad grandes marcas, de lujo, y se podrá acceder a congresos «a los que ahora no aspiramos». Además, podría ayudar a mantener abierta todo el año la Estación de Cruceros. «Esto va a traer un turismo que no tenemos y que es muy importante económicamente», agrega, además de dar un salto de calidad a las escuelas profesionales, ahora a medio gas, porque este establecimiento demandará mano de obra cualificada. «Estos hoteles nos ubican todo el mundo, seremos conocidos en todo el globo, no solo en Europa; en Asia, por ejemplo».

El portavoz de Ciudadanos, Juan Cassá, considera que «es la oportunidad de Málaga» y destaca que el malagueño tiene reticencias cuando escucha hablar de edificaciones en altura por «lo mal» que se hizo en La Malagueta y Carretera de Cádiz. «La Torre del Puerto es una oportunidad extraordinaria de engancharnos a un tipo de turismo que necesita una planta hotelera como la que ofrecen el Vinci y el Miramar». Además, esto permitiría que Málaga fuera puerto base de cruceros. «Es un proceso bastante garantista, ha pasado muchos trámites», aclara, y recuerda que PP, PSOE y Cs lo apoyan. «La mayoría de los concejales vemos que este proyecto es bueno para la ciudad», subraya, y recalca que hay tres administraciones, con diferentes partidos, que dan garantía de legalidad. Eso sí, reconoce que es normal el debate, similar al que surgió por la peatonalización de calle Larios o el derribo del silo en el Puerto malagueño.

El arquitecto Luis Ruiz Padrón insiste en que se necesitan todos los avales y garantías posibles. «¿El paisaje de Málaga es un valor? ¿Qué proyección está intentando tener la ciudad en este momento? ¿Qué valores son los que considera que tiene ella misma y son proyectables hacia el exterior?», se pregunta.

Eduardo Zorrilla, portavoz de Málaga para la Gente, está en contra. Considera que el debate sobre el asunto ha llegado a «posteriori» y forzado por la sociedad civil. Él comparte la necesidad de tener hoteles de lujo para el turismo de congresos, lo que discute es la ubicación. «La actuación que allí se haga va a ser irreversible». Y pone toda una batería de reproches jurídicos: «Es una excepcionalidad desde el punto de vistas de la Ley de Costas, de la ocupación de un espacio del dominio público marítimo-terrestre; es una excepcionalidad para la legislación portuario, donde se plantea que los usos distintos a los portuarios son excepcionales; lo es con respecto al planeamiento urbanístico, habrá que modificar el PGOU y el Plan Especial del Puerto», asegura. Además, estima que se va a hacer un uso «privado, privativo, de un espacio público de primera magnitud», por eso hay que debatir.

Seguí rechaza que se trate de un uso privado de la parcela. «El espacio no se privatiza, el espacio es una concesión pública, y cuando acaba el que la obtiene, no en el Puerto, sino en cualquier lado, la devuelve. La devuelve con todo lo construido. La administración la puede volver a sacar a concurso público pero con un valor añadido, que es lo que ha hecho el promotor».

Zorrilla había expresado sus dudas sobre el hecho de que, si no es viable el proyecto, pudiera revertirse el uso hotelero de la parcela, se convirtiera en residencial y se vendieran como apartamentos. «Si estoy en contra de un hotel en el Puerto más me preocupa que deje de ser un hotel en el medio y largo plazo y se replanteen cambios de uso para venderlos como apartamentos, que por su ubicación serán de lujo». Por ello hay que extremar «las garantías en cuanto a análisis de viabilidad económica». A esto, Seguí opone: «El uso es hotelero y es hotelero, punto». Es decir, deja claro que no se podrá cambiar el uso de la parcela porque lo prohíbe la ley.

En cuanto a la viabilidad, José Seguí insiste en que hay un estudio muy importante de la consultora Deloitte. «Se estudia todo el procedimiento de la concesión y el pago de los cánones del Puerto y las revisiones del canon anual», asevera. Destaca que el concurso fue abierto «y se puede presentar cualquier empresario». Señala además que los inversores «se han negado a visitar a nadie para pedir ningún favor». Insiste en que, cuando acabe la concesión en 35 años, cuando se devuelva el suelo a la Administración esta se queda con el valor añadido. Y asegura: «Vender apartamentos es imposible porque la ley lo impide, el uso residencial no es viable».

El portavoz de Málaga para la Gente insistió en que para que la ciudad sea cabecera de cruceros no es necesario que el hotel esté allí. «Debemos entender la necesidad de que en un proyecto como este se extreme al máximo la vigilancia en el cumplimiento de las garantías que exige la ley». También las garantías en cuanto a la viabilidad económica. Y destaca que la burocracia «es la establecida por la ley, se establecen requisitos por bienes jurídicos que hay que proteger, de entidad importante», para señalar luego que en sitios como Singapur o Marruecos sí que no existen esos requisitos, mientras que en Francia y Alemania sí. También afirma que habrá problemas de movilidad en el Paseo Marítimo Ciudad de Melilla y en el Paseo de los Curas.

Francisco Moro, vicepresidente de Aehcos, recuerda que se ha hablado de llevarse el hotel de lujo al Bulto. «Yo si tuviera que hacer el hotel ahí o en otro lado me planteaba hacerlo ya. Económicamente me cambia. A mí me lo sacas del Puerto, con una ubicación importante y con los cruceros de lujo que llegan a Málaga, pues si me trasladas el sitio no hago la inversión, me voy porque ya no me interesa. Es una ubicación emblemática de la ciudad. El lugar en el que está ubicada es atractivo para mí y mis clientes, me quiero diferenciar del resto». Moro también recalca que es una inversión muy importante «y no es tuyo el edificio, que eso es fundamental, invierto para 35 años y no es mío, tengo que amortalizarlo». Para eso, dice, hay que hacer «un estudio económico muy importante, nadie tira el dinero. Cuando hacen esa inversión hay potencial clientela que ellos quieren traer».

También descarta Moro que haya problemas en la movilidad. «Cualquier crucero grande tienes más habitaciones y personas que el hotel entero, moviéndose en menos de una hora todo el crucero a la ciudad. El hotel no se mueve entero a la ciudad, se va moviendo la gente unos sí y otros no. Estoy en Cánovas del Castillo y nunca hemos tenido atascos por cruceros».

Cassá dice estar en contra de hacer, por ejemplo, un auditorio en San Andrés y gastarse 100 millones de euros. «Creo en las concesiones». Insiste, además, en que la seguridad y las garantías «son extraordinarias» porque al hotel le quedan 40 trámites de más de 85.

Seguí, por su parte, señala, sobre la altura, que el Convenio Europeo del Paisaje lo define desde el consenso colectivo ciudadano. «Para hacerlo desde el consenso, acuerdo colectivo, hay que hacer estudios sectorizados respecto de los entornos donde la torre está: la torre colinda con La Malagueta, que tiene 33 torres; está situada en un recinto en el que el suelo es el centro de los grandes cruceros, con unas escalas y tamaños de artefactos industriales importantes, colindando con la zona industrial del Puerto. No está en el Centro Histórico». Recuerda que él, ahora, no reconocería «la calle Larios sin la perspectiva de la Equitativa». «Sabemos cómo se falsean las distancias, con un buen Photoshop y anulando las distancias entre objetos». También estima que «el paisaje tiene otras determinaciones que son culturales, y exigen otras lecturas diferentes».

«Hemos hablado de lo que ofrecemos al visitante, pero es importante cómo los malagueños sienten su ciudad, me refiero al sentimiento de afecto que los ciudadanos sienten hacia las panorámicas, los sonidos», concluye el arquitecto Luis Ruiz.

Noticia en La Opinión de Málaga

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información. Más información

Los ajustes de cookies de esta web están configurados para "permitir cookies" y así ofrecerte la mejor experiencia de navegación posible. Si sigues utilizando esta web sin cambiar tus ajustes de cookies o haces clic en "Aceptar" estarás dando tu consentimiento a esto.

Cerrar